El Universo de los sueños
martes, 15 de marzo de 2016
lunes, 17 de agosto de 2015
Insomnio
¿Quién no lo ha padecido alguna vez? En mi caso me suele
frecuentar bastante, por lo que termina por desesperarte por mucha relajación,
contar ovejas o borregos, o billetes; da igual, la noche termina siendo un
suplicio para la persona que lo sufre y para los que comparten tu cama o tu
casa.
Cuando uno decide ir a dormir, el que duerme bien, cierra los
ojos y se entrega en los brazos de Morfeo, o dicho de otra forma, entra en una
inconsciencia en donde corta todo contacto con el mundo exterior. Cuando se
despierta por la mañana está descansado y con todas sus facultades renovadas y
listo para empezar un nuevo día.
Al contrario que el que padece insomnio, que también cierra sus ojos, pero permanece despierto y
repasa en su mente todos los problemas del día y todos los problemas del mundo.
Puede dormirse durante unas horas para despertarse de nuevo; se levanta, da un
paseo, se sienta en el sofá, mira que todo esté bien en la casa, pero sigue sin
poder dormir.
En el sueño se
pasa por diferentes estados de vigilia, lo que comprende el día y la noche; y
es por ello que nos comportamos de diferente manera según se esté despierto o
dormido. Y sobre el plano fisiológico, la temperatura desciende hasta alcanzar mínimos
en las últimas horas del sueño, y
durante la jornada se va elevando hasta alcanzar el máximo al anochecer, para
volver a descender durante la noche.
En la etapa del sueño y
vigilia existen otras fases como: la
actividad eléctrica del cerebro, los movimientos de los ojos y la actividad
muscular.
La actividad eléctrica
del cerebro
Se mide con un electroencefalograma,
su registro se recoge con pequeños electrodos colocados en la cabeza, y sobre
un papel o una plantilla que va apareciendo en forma de ondas y se leen
dependiendo de su amplitud y frecuencia.
Como se comporta
nuestro cerebro en el sueño
Nuestro cerebro presenta muchas variaciones en su actividad
eléctrica y en los diferentes momentos del día y de la noche, (llamadas fases).
En la primera fase, es
el sueño ligero o
superficial y se da en la fase de vigilia, representa un cinco por ciento del
periodo de sueño nocturno.
Segunda fase es un sueño más profundo y representa entre cuarenta por ciento del
tiempo del sueño.
Fase tercera y cuarta es el sueño profundo, el cerebro se encuentra en reposo y se intensifica
la relajación de los músculos. Es el periodo clave para la recuperación física.
Sueño REM (movimiento ocular rápido de los
ojos). Esta fase es de una alta actividad mental y es donde se produce la mayor
actividad onírica de los sueños.
Necesitamos dormir
El sueño es el
responsable de garantizarnos todas las necesidades de nuestro cuerpo, tanto las
biológicas, endocrinas y metabólicas; es por lo que el sueño es restaurador de nuestro cuerpo. Tenemos un reloj biológico
que funciona en ciclos de 24 horas o también llamado ritmo circadiano (un día).
El sueño normal en
un adulto es el tiempo que tardamos en quedarnos dormidos 30 minutos
aproximadamente, pueden existir como ya hemos mencionado entre 4 y 6 ciclos de sueño. Nuestro mantenimiento físico se
da en la primera mitad de la noche y el mantenimiento psíquico como la memoria
y el aprendizaje en la segunda mitad de la noche.
A la pregunta que todos nos hacemos: ¿cuántas horas hay que
dormir?, pues eso depende de cada persona, cuando somos bebes dormimos entre 18
horas, y, a medida que vamos creciendo nuestras horas también van descendiendo.
Por eso que la cantidad, la calidad del sueño
y la duración varían mucho con la edad, aunque también influye la salud y
el estilo de vida de cada uno.
Como pasar esas noches
interminables de insomnio
Cuando ocurre, la decisión que siempre tomamos es ir al médico,
el cual te mandará pastillas para poder dormir. Pero lo que importa no es la
cantidad de horas que durmamos si no la calidad del sueño que tengamos.
Hay personas que hagan lo que hagan, tomen café a altas horas de la madrugada, beban o estén
toda la noche de fiesta, cuando se acuestan duermen como troncos; al contrario
que otras que a la mínima sufrirán el trastorno.
Cuando llevamos unos días durmiendo mal, lo que hacemos es
tratar de meternos en la cama lo más tarde posible por el miedo a que nos pase
de nuevo, pero lo que se aconseja es quitar esa ansiedad, ya que lo haremos más
difícil. Evitar encender la luz para ver la hora, no esforzarse en dormir, el sueño tiene que llegar solo.
Es importante mantener un horario regular para ir a dormir y
también para levantarse.
No tomar bebidas excitantes después de las cinco de la tarde.
No dormir siestas muy largar, con 30 minutos es suficiente.
Acabar todos los trabajos de ordenador, tablet, etc. A partir
de las ocho de la tarde para que el cerebro entre en modo de preparación para
dormir, si aún así se sigue en modo alerta, practicar métodos de relajación y
meditación.
Practicar deporte con regularidad ayuda, pero no hacerlo por
la noche porque estimula el cerebro y puede dificultar el sueño.
No utilizar luces intensas por la noche, estas estimulan el
cerebro como si fuera de día y reduce la secreción de melanina, empeorando la
situación. Utilizar luces tenues para el salón y dormitorio.
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